¿Te has dado cuenta de lo rápido que crecen tus hijos? ¿Te acuerdas de cuando gateaban o el momento en que dieron sus primeros pasos solitos?

Coger en brazos a tu pequeñín, si aún te lo pide, puede que sea “lo normal” ahora mismo, pero dentro de un par de años será solo un recuerdo. Son momentos fugaces que ocurren en vuestra vida como familia.

Estoy segura de que tú intentas retenerlos todos en tu retina y cuando puedes también lo haces con la cámara de tu móvil (eso de las cámaras de fotos ya no se lleva), para poderlos recordar siempre.

Ahora reflexiona, ¿en cuántas de esas fotos que tienes salís todos juntos?

Si lo que buscas al hacer fotos a tus hijos es tener un cuaderno de bitácora y poder enseñarles cómo fue su infancia, piensa que tú eres una parte importantísima de esa etapa de su vida.

Para todos los niños, sus padres son el centro de su universo.

Ahora imagina a tus hijos dentro unas décadas viendo las fotografías que cuando eran niños y supón qué imagen les gustará más ver y recordar.

¿Una en la que tiene una flor en la mano?, o ¿una en la que sales con él en brazos ayudándole a coger una flor de un árbol muy alto?

¿Una en la que se le ve entretenido con un juguete?, o ¿una en la que estáis jugando juntos a su juego preferido?

Si crees que les gustará más la segunda opción, entonces estás de acuerdo conmigo.

De ahí el por qué de las sesiones familiares donde lo que pretendo es capturar esa conexión y ese amor que os tenéis, porque eso es lo más bonito de una familia.

El valor de los momentos que vivís juntos es incalculable y yo te ofrezco la oportunidad de capturarlos y que tengáis su recuerdo para siempre.